"Algunos polacos, ante la invasión de Francia por el ejército alemán, habían huido y se habían regufiado en España. Allí fueron detenidos y confinados, en circunstancias bastante rigurosas, en el campo de Miranda de Ebro. La mayoría, alrededor de quinientos, eran viejos soldados con capacidad de llevar armas. Por una parte, corrían el riesgo de ser reclamados por los alemanes, mientras que, por otra, pedir su liberación podía parecer un acto hostil contra el Reich. No obstante, el nuncio de España recibió el encargo de intervenir y rogar al gobierno español que les permitiera abandonar la península ibérica en dirección a algún Estado de América del Sur. Y cuando el ministro de Exteriores volvió a Roma, en 1942, el cardenal Maglione le habló de la liberación de aquellos polacos. Serrano Súñer se declaró personalmente favorable, pero añadió que él no podía hacer nada sin el acuerdo de los alemanes, lo que en aquella época equivalía a un rechazo. La situación quedó estancada hasta finales de año. Por fin, en marzo de 1943, los prófugos polacos recibieron autorización para abandonar España"
"Pío XII y la segunda guerra mundial"
Pierre Blet
Ediciones Cristiandad
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